jueves, 31 de enero de 2013

Las Lecturas del Yermo: “La Carretera” de Cormac McCarthy




El adjetivo más acertado para describir mi actividad como lectora es “desordenada”. Rara vez sé cuál será mi próximo libro. Menos aún sé cuál será la razón que me llevará a elegir ese próximo libro. Decir que “los libros me buscan” es algo así como la justificación naif que uso para maquillar la verdad de que ando por el mundo de la literatura sin brújula, plan ni mapa alguno. “Como bola sin manija”, como suele decir mi madre y ahora gracias a Google vengo a enterarme de donde viene la frase XD

Esta vez, la razón fue haber leído un artículo sobre un juego para PS3 del cual ya les he hablado en un post anterior. El artículo mencionaba algunos libros y películas que venían a constituir algo así como los antecedentes o las fuentes (como decimos los abogados) de donde podía tomar elementos el argumento del juego. De entre todo eso me llamó la atención en especial este libro (del cual también se hizo una pelicula protagonizada por Viggo Mortensen y que planeo ver en estos días, apenas mi dealer de DVDs me la consiga).

Y después de eso ya fue el alineamiento de las estrellas que me permitieron encontrar en Amazon la versión en español para Kindle. Y mis vacaciones en el trabajo, que me permitieron disfrutar esta obra a una velocidad inusual. Todo para poder llegar a traerles hoy, último día de enero, esta reseña de Las Lecturas del Yermo correspondiente al mes que despedimos.


LA CARRETERA, por CORMAC McCARTHY

La edición que tengo en las manos (en la vida real y en el dibujo XD):
Primera edición digital, Vintage Español, Diciembre 2012 (versión para Kindle)
Random House, Inc.
Traductor: Luis Murillo Fort (me saco el sombrero ante este señor O_O gran trabajo)
ISBN: 978-0-307-83232-0

Descripción en Amazon:
Un padre y su hijo caminan solos por una América devastada. Nada se mueve en el paisaje quemado salvo cenizas en el viento. El cielo es oscuro, la nieve gris, y el frío es capaz de romper las rocas. Su destino es la costa, aunque no saben qué, si algo, les espera allí. No tienen nada; sólo una pistola para defenderse contra las bandas que acechan la carretera, las ropas que llevan puestas, un carrito con comida, y el uno al otro. La carretera es la historia profundamente conmovedora de un viaje. Un libro que atrevidamente imagina un futuro en el que no queda esperanza, pero en el que un padre y un hijo que sólo se tienen a sí mismos, sobreviven por amor.

Biografía del autor: Wikipedia / Página oficial de la Cormac McCarthy Society (inglés).


1. La prosa inesperada

Así desordenada como les contaba que soy, por lo general llego a los libros (sobre todo a los de autores contemporáneos) sin tener mucha idea de lo que voy a encontrar. Y eso en la mayoría de los casos es genial. Es como ver películas sin haber visto el trailer antes. Es poder disfrutar de cada sorpresa que espera a lo largo del camino.

Y mi primera sorpresa con este libro llegó ya en la primera página. Por esos prejuicios que tendemos a construirnos a veces tomando en cuenta elementos como la ya mencionada contemporaneidad del autor o el hecho de que se haya hecho una película, debo confesar que mis expectativas apuntaban a algo así onda Dan Brown (no me lapiden, por favor), prosa veloz, acción y giros para mantener la tensión.

Enorme y feliz equivocación: la prosa que con maestría despliega Cormac McCarthy en esta obra no se parece a nada que pudiera haber esperado. Es una prosa que se te mete al alma, fría y cortante, como las punzantes gotas de la helada lluvia que constantemente tortura a los protagonistas.

McCarthy utiliza en esta obra frases cortas y también frases como cortadas, que contribuyen a construir el ambiente de desintegración y desesperanza que constituye la esencia del libro. 

“Las cosas cayendo en el olvido y con ellas sus nombres. Los colores. Los nombres de los pájaros. Alimentos. Por último los nombres de las cosas que uno creía verdaderas. Más frágiles de lo que él habría pensado. ¿Cuánto de ese mundo había desaparecido ya? El sagrado idioma desprovisto de sus referentes y por tanto de su realidad. Rebajado como algo que intenta preservar el calor. A tiempo para desaparecer para siempre en un abrir y cerrar de ojos.”

El lenguaje es sobrio y ajustado pero aún así embebido de esa poesía oscura que nace cuando el escritor contempla los abismos en el alma de su raza, la humana. El autor raciona las palabras y descripciones tal como los personajes de la historia racionan las pocas provisiones que les permiten sobrevivir. Su estilo posee esa extraña belleza que subsiste en los lugares abandonados y decadentes. Ese ir perdiéndolo todo para por fin encontrar las crudas verdades que emergen cuando todo lo fútil ha desaparecido.

“La fragilidad de todo por fin revelada.”


2. El lector, ese ser que no necesita tanta información

Algo que leo constantemente en los blogs de escritores estadounidenses es la afirmación de que el lector no necesita demasiada información, sobre todo en las primeras páginas. Esta novela confirma esa afirmación. Y no solo en lo que respecta a las primeras páginas…

De antemano sepan que en La Carretera hay mucha información que nunca van a recibir, información que puede resultarles importante o no, pero cuya inexistencia contribuye justamente a la universalidad de la historia, que no es otra cosa que una dolorosa metáfora sobre el ser humano, los extremos hacia los cuales puede inclinarse su naturaleza, lo que lo hace humano y qué queda cuando la situación empuja a cruzar límites que de otro modo no se habrían imaginado.

La verdadera profundidad de esta obra la determinará el lector, que irá completando los huecos con la devastación de sus propias memorias, con el frío de sus dudas y las cenizas de sus certezas, arrastradas por el viento a lo largo de una carretera infinita como la propia vida, que no se sabe de dónde viene, ni a dónde va.

“Pero tienes historias dentro que yo no conozco.”

Y déjenme darles una recomendación también: cuando recorran La Carretera, háganlo con los ojos bien abiertos, con la mente receptiva y toda su atención puesta en los detalles, porque a través de ellos, sutilmente, el autor deja entrever algunas frágiles certezas que podrán cargar y llevar en sus propios carritos, como un bálsamo para el alma adolorida del lector que acompaña a esos dos sobrevivientes.


3. Punto de vista: la naturaleza humana a través de los ojos del protagonista

La Carretera es una narración profundamente emocional. Y el punto de vista que elige el autor se nos figura enseguida como el único posible para contar una historia como esta: el de un padre que vio venirse abajo el mundo que conocía y que se obliga a sobrevivir por su hijo, al que ha prometido no abandonar, ni en la vida ni en la muerte.

Es inevitable ir comprendiendo cada uno de sus dolores, de sus terrores, de sus mecanismos de defensa. Es imposible no encariñarse, no preocuparse por la suerte de estos dos que lo han perdido todo y que no tienen posibilidad alguna de recuperarlo, en especial por el que carga sobre sus hombros toda la responsabilidad de seguir adelante. 

Son los ojos del protagonista los que nos guiarán a través del mundo devastado que les ha tocado conocer, de manera muy diferente a ambos. Aunque no nos demos cuenta, al concluir el viaje a lo largo de las páginas, algo de ceniza habrá quedado también sobre el yermo de nuestros corazones.

Y como suele ser en cualquier obra que logra su objetivo, el final terminará de construirse en la mente del lector. Créanme cuando les digo que se cuestionarán muchas cosas sobre la naturaleza humana, sobre lo que ustedes habrían hecho y sobre lo que significan las respuestas a estas dos preguntas. Les aseguro que cuando terminen de leer este libro estarán –les guste o no– contemplando su propio abismo. Y así es como la historia quizás se le quede resonando por varios días en la cabeza, mientras le dan vueltas a sus respuestas, que nunca serán las últimas ni las verdaderas.

Disfrutemos, pues, de la fragilidad de nuestras certezas.


“Tal vez en su destrucción sería posible al fin ver cómo estaba hecho el mundo. Océanos, montañas. El fatigoso contraespectáculo de las cosas dejando de existir. (…) El silencio.”


¬-(u__U) (hasta el emoticon forajido se me puso melancólico)

Espero que les estire leer este libro. ¡Hasta el martes!


PS: Cuando hago este tipo de reseña suelo leer las que hicieron otras personas para ver si mi opinión está más o menos encaminada. Empezaba a enojarme por un par de reseñas (sobre todo por una que se pasaba de densita y tiraba palos al final del libro, dejando ver solamente que no entendió nada de lo que leyó), cuando me topé con esta que es excelente y les recomiendo sin duda alguna: El tacto de un billete falso - La carretera, Cormac McCarthy. Su interpretación del fuego es genial (contiene leves spoilers).

PS2: Si alguno de los visitantes del yermo ya leyó la obra o la lee después de toparse con esta reseña, me encantaría que me enviara sus opiniones en un mensajito al inbox de la página del FB –Capitana Pat–. Y eso para no tener que preocuparnos por andar spoileando nada. Me gustaría mucho saber qué les quedó tras leer esta novela :D

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